Sí, esa puede ser la frase que más repito desde que las pequeñas jirafas llegaron a nuestra vida. Y ni me gusta ni me deja de gustar, simplemente lo asumo.
Nos cuesta renunciar a cosas que hemos hecho durante años, somos animales de costumbres, por lo que cuando llegan los niños a nuestra "creíamos-que-ajetreada-vida", tratamos de seguir haciendo lo mismo y además, aquellas cosas que forman parte de nuestro nuevo rol en la vida: padres (o "personas que van como pollo sin cabeza"). ¡No me digáis que no! Quieres seguir quedando con tus amigos, saliendo de tiendas, peluquería, el partidito con los amigos, el partidito con los amigos del trabajo, el partidito con los amigos del barrio (sí, lo habéis captado.... demasiados "partiditos")...